lunes, 6 de marzo de 2017

AJO

Allium Sativum L. ssp. Sativum. Familia: LILIÁCEAS
Parte de la planta de uso médico: El bulbo
Denominación farmacológica: Bulbo = Allii sativi bulbus (antes: Bulbus Allii sativi)
Sustancias activas:
Alicina. Con propiedades antibióticas: se desarrolla bajo la acción de un fermento a partir de aliina
Vitaminas: A y B1, amida del ácido nicotínico y C.
Hormonas. Actúan de forma similar a las hormonas masculinas y femeninas.
Otras sustancias. Fermentos, Colina, Ácido hidrorodánico y Iodo.
Botánica y Consejos de recolección
Ajo. Botánica - Preparar un Prezzi con la botánica de la planta.
MANTENER LA SALUD DEL CORAZÓN
El ajo ocupaba ya un destacado lugar en la alimentación de los egipcios y de los hebreos. Los egipcios llegaron incluso a elevarlo al rango de divinidad. Se utiliza con fines medicinales desde hace más de 5.000 años. Según nos cuenta Herodoto, a los trabajadores que construían la pirámide de Keops les daban de comer ajo, cebolla y rábanos para que se mantuvieran sanos y fuertes.
Fenicios, griegos, romanos y germanos valoraban en esta especie tanto sus propiedades culinarias como medicinales.
Acción curativa y uso
El ajo es eficaz en los procesos fermentativos del intestino, con los fenómenos flatulentos que les acompañan y los dolores espásticos (espasmódicos). La alicina es la responsable de esta acción debido a sus propiedades antibióticas. Sin embargo, en el ajo crudo sólo está presente la aliina inactiva que se transforma en alicina por la acción de un fermento. A partir de ésta, y en presencia de oxígeno, se desarrolla el típico olor a ajo. Además de este efecto, el ajo posee propiedades carminativas y coleréticas (eliminación de bilis).
Equilibra la presión arterial – Está más que confirmado el poder del ajo para reducir la hipertensión, gracias a su contenido en alicina y a su poder vasodilatador.Esta especie es asimismo vasodilatadora y relajante, especialmente de los vasos de las piernas, aunque también de los del fondo del ojo y el cerebro, con lo que los tejidos que estos riegan reciben mayor alimentación y evitan de este modo un “envejecimiento” prematuro.
Reduce el colesterol – El ajo reduce los niveles de colesterol malo y de triglicéridos.El ajo disminuye el nivel de colesterina en la sangre, reduce la agregación plaquetaria y aumenta sensiblemente la actividad fibrinolítica. Estos dos efectos conjugados le confieren propiedades antitrombóticas. Gracias a su actividad hipolipemiante e hipocolesteromiante, previene igualmente la arteriosclerosis y los accidentes vasculares asociados a la misma.
Por lo tanto, el ajo contribuye a mejorar la circulación sanguínea y de ahí su acción beneficiosa sobre la hipertensión arterial. También ayuda a mantener los niveles normales de colesterol.
Protector de enfermedades neurodegenerativas – El ajo contiene un carbohidrato llamado FurArg, que se ha visto que promueve la producción de antioxidantes y protege el cerebro de enfermedades neurológicas y del envejecimiento.
En trabajos realizados recientemente se ha demostrado que no sólo es bacteriostático, sino que también es antifúngico y un buen desinfectante intestinal.
En resumen, aunque no puede considerarse que el ajo sea un remedio para enfermedades concretas, sí puede afirmarse que es eficaz contra los trastornos gastrointestinales; sirve para la prevención y tratamiento de los procesos de envejecimiento del sistema vascular (arteriosclerosis) y para reforzar el tratamiento de las alteraciones del sueño, la hipertensión, la debilidad general y la disminución del rendimiento. Además, es un gran desintoxicante que ayuda a depurar toxinas.
¿Cómo se utiliza el ajo? – Las opiniones varían: unos creen que sólo es eficaz en crudo, mientras que otros lo rechazan tratando de evitar que se desprenda olor a ajo en su consumo. En la farmacia encontramos diversos preparados que tratan de evitar este problema de olor, pero, si alguien quiere comer ajos crudos, puede considerar una dosis adecuada tomar 1 diente de ajo 2 ó 3 veces al día.
Algunas presentaciones farmacéuticas - Las propiedades del ajo se deben a las sustancias de naturaleza azufrada aliina y ajoeno, de los que es importante prevenir su degradación por los jugos digestivos. Por este motivo, la utilización del polvo total de bulbo de ajo en cápsulas presenta un gran interés pues, además de prevenir el mal aliento producido por su consumo, potencia su acción al evitar la degradación de la aliína por los jugos digestivos.
ARTERIOSCLEROSIS (Prevención): Ajo + Lecitina de soja u Omega 3 (aceite de pescado)
HIPERTENSIÓN: Ajo + Olivo
PARÁSITOS INTESTINALES (Lombrices): Ajo + Aceite de semillas de calabaza
Utilización en homeopatía – En distintas diluciones, existen gotas para tratamientos de bronquitis crónica, trastornos digestivos, reuma, dolores musculares y en los miembros. También existen diluciones como preventivos contra el envejecimiento prematuro o para prevenir los efectos degenerativos seniles.
El ajo como remedio casero – El principal uso en medicina popular son la senfermedades de las cías respiratorias. Para combatir la bronquitis y la tosferina se administran preparados de esta planta: el zumo fresco, los dientes triturados en leche con miel o zumos dulces preparados según antiguas recetas. Se expone uno de esos remedios a continuación:
CÓMO PREPARAR EL ZUMO DE AJO – Se machacan o pican muy finos 5 dientes de ajo y se mezclan con 5 cucharaditas de azúcar. Se añade agua, se calienta hasta la ebullición y se cuela posteriormente a través de un paño. Se distribuye la toma de este zumo a lo largo del día en varias tomas.
Las afecciones de los órganos digestivos en su sentido más amplio son tratadas en medicina popular con ajo, siendo el modo más frecuente de hacerlo el comerlos, siendo una dosis correcta de 5  a 10 dientes diarios, aunque, sinceramente, esto está en retroceso debido al rechazo a su intenso olor, estando en aumento el uso de cápsulas y grageas. Su consumo produce en la mayoría de las personas un fortalecimiento general.
Efectos secundarios
Está desaconsejado en el caso de hemorragias o menorragias debido a su efecto antiagregante de las plaquetas, ya que pueden prolongar su duración o dificultar los procesos de coagulación.
Una ingesta prolongada y abusiva puede dar lugar a irritaciones del estómago que cursan con dolores abdominales, náuseas, vómitos, diarreas, etc. Las personas con el estómago delicado no deben abusar del consumo de ajos.
Empleo como condimento
Debido a su efecto sobre el intestino y el estómago, el ajo resulta muy apropiado como condimento. Los alimentos no solo se vuelven más digestivos, sino que además mejoran en cuanto a sabor.
No todas las personas reaccionan igual al ajo: Alguna personas toleran grandes cantidades sin “oler” después, mientras que otras apenas lo toleran.
Es exquisita una rebanada de pan tostado untado con ajo y con aceite por encima y un poco de sal o un embutido o queso.
Resulta un condimento excelente para todo tipo de ensaladas: un truco puede ser frotar la fuente en la que se va a preparar la ensalada con un ajo partido.
Es además un excelente condimento en sopas, verduras, salsas de todo tipo y con la carne y el pescado.
Ni que decir tiene el papel tan importante que juega en nuestro beneficioso y sabroso “sofrito mediterráneo”.
Valor nutricional por 100 g de ajo:
Parámetro
Valor
Unidad
Energía
149 / 623
Kcal / kJ
Proteínas
6,36
g
Grasas
0,5
g
Hidratos de carbono
33,06
g
Azúcares
1,0
g
Vitaminas
Niacina (Vitamina B3)
0,7
mg
Ácido Pantoténico (Vitamina B5)
0,596
mg
Piridoxina (Vitamina B6)
1,235
mg
Vitamina C
31,2
mg
Electrolitos
Sodio
17
mg
Minerales
Fósforo
135
mg
Calcio
181
mg
Magnesio
25
mg
Hierro
1,7
mg
Zinc
1,16
mg
 RECETA – SOPA DE AJO
1.- Se cortan muy picaditos 5 ó 6 dientes de ajo grandes y se fríen en aceite de oliva hasta que queden
ligeramente dorados.
2.- Se añaden 3/4 de litro de caldo concentrado de carne y se deja que dé un hervor. Se quita el recipiente del fuego y se mezclan dos claras de huevo.
3.- Las dos yemas se baten en una taza con 2 cucharadas de vinagre y se incorpora igualmente a la sopa. Se adereza con sal y pimienta y, poco antes de servir, se completa con albahaca fresca o eneldo, tomillo o perifollo.

4.- Para terminar, se llenan cuencos con trozos de pan negro tostado y luego se añade la sopa.

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